Pobre el secuestrador del banco
Parezco estar repitiéndome una película de hace un par de años con Denzel Washington, John Q, cuando veo las primeras imágenes por los canales nacionales mostrando al hombre que secuestró un banco para pedir ayuda económica a la nación. Un exmilitar, Edgar Santander Paz Morales, que pide una indemnización al estado por haber prestado servicio durante muchos años y ahora no tiene pensión. Un delincuente terrorista, así lo tildan aquí, que luego de haber sido capturando en medio del delito, es llevado a prisión y sentenciado con mucho más rigor que a un verdadero delincuente en Colombia. La desesperación, la falta de trabajo, el dinero, es el pan diario de mucha gente en nuestro país, y no lo culpo. Como sus familiares lo indicaron, Santander Paz es un hombre llevado por la angustia de la necesidad.
Aunque Denzel Washington en la película "John Q" tiene una situación más desesperante: su hijo se está muriendo de una deficiencia y requiere un transplante inmediato y es por eso que secuestra un hospital para pedir ayuda, la desesperación de Edgar, que lleva en su apellido la Paz, podría también tener justificación.
El Estado condenó a John Q a más de cinco años de prisión por haber secuestrado. Edgar Santander Paz Morales, parece que recibirá una peor condena, algunos han hablado de una sentencia de 37 años- es irónico saber que en nuestro país hay asesinos que no reciben ni la mitad de condena de lo que le piensan imputar a este hombre-
Teniendo en cuenta este Panorama, quisiera que el mundo- y los que por accidente encuentren lo que escribí- reflexionaramos sobre la posición de nuestro Gobierno colombiano frente a la problemática de este ciudadano desesperado, y sin duda abatido por los estragos de la violencia en su oficio como militar. Más allá de ver si alguien es delincuente, el Estado de Colombia debería buscar cuidar la salud y bienestar de sus funcionarios militares. El ejemplo de que este Estado no es justo está en Edgar, que no tiene cómo comer y prestó durante muchos años servicio a la nación. Los medios lo condenan porque, según investigaciones, Edgar tiene antecedentes penales por haber disparado y haber actuado de manera violenta en algunos casos, durante su trabajo. La pregunta mía es: ¿Quién no tendría un error así si se dedica al oficio de la violencia?. El ser militar o insurgente no los exime de su realidad latente que es la guerra, la muerte y la violencia. Aunque unos defiendan diferentes intereses, todos están untados de los mismos pecados.
De tal manera, no sirve poner a Edgar Santander en la cárcel, mientras hay cien exmilitares o más en las mismas y peores condiciones. Si Edgar Santander hizo esto, hay otros que optan por asesinar a su familia, o suicidarse. ¿Estamos bien?, ¿la salud mental de nuestro país está bien? ¿El Gobierno vela por la salud y el bienestar de sus militares?
Ahí les dejo esta perla para ponernos a pensar.
Catalina