EL ETERNO COITO DE LA NATURALEZA ANIMAL.
Hace días salí a una de esas discotecas de moda que ya me son casi ajenas, por eso de que ya no las frecuento como cuando era más jóven.
En tanto la gente se retorcía con los movimientos de coito propios del raggaeton, se me ocurrió de repente que aquel periplo nocturno, que no tenía para mí el más mínimo atractivo, debía servirme un poco para la reflexión.
En la fila de entrada, ¿muchachas o niñas?, en fin, mujeres que se pavonean con pechos muy llamativos-porque aquí pude hacer hasta cuadros estadísticos que resumen a la ciudad misma. Yo diría que 1 de cada 5 mujeres en Cali se ha hecho o está adportas de hacerse una cirugía plástica-. Sus novios, unos gañanes de lo más espantosos-me pregunto porqué estos novios de desagradable presencia física no se someten también a un cambio extremo-, se contoneaban también con estas mujeres recicladas diciendo con los ojos: "Miren miren, esto lo pagué yo mijitos".
En ese juego de circo me la pasé durante 15 minutos hasta llegar al interior del recinto- un sitio que hasta enanos aloja- y pude lograr sentarme en una mesa diminuta para tres.
Al instante llega el mesero y nos advierte antes de ofrecer sus servicios que el consumo mínimo en este lugar debe hacerse por 60 mil pesos. Ante la radical y absurda sentencia, me pareció que lo más sano que podía hacer era reír.
Cuando se acercaba el cenit de esta noche de diversión, la pista se comenzó a llenar y melodías lascivas emergían de los parlantes, con esos coros que agradan por igual a grandes y chicos-sobre todo a los chicos de 5 años de edad que gustan de tararear una y otra vez lo que sus mismos padres repiten-: "Hoy es noche de sexo hoy es noche de sexo hoy es noche de sexo".
No demoran en salir unos seres, brotados del inframundo supongo, que se ubican en diferentes polos de la pista, y sobresalen por las tarimas donde se han encaramado. Estos seres, algunos de ascendencia africana, para que tengan más sabor, son los bailarines, quienes muy claramente tienen el objetivo de enseñar a los clientes cómo es que se baila el raegetton de verdad.
En esa imagen dantesca, pronunciaba yo mis últimas palabras antes del apocalisis: Que bello es esto, Sodoma y Gomorra, me digo yo en mis adentros, mientras una adolescente de dulce aspecto trata de caber entre dos asientos para pasar, pero queda atascada por sus inmensos atributos de plástico.
Tal vez no lo piensen muchos, o ya hace rato hayan evacuado estas reflexiones primarias que tuve esa noche, pero sentí que aquello de lo que muchos en la humanidad ahora se ufanan y aseguran que tenemos y lo a lo que denominan evolución, no existe.
Todos estos rituales de apareamiento en vez de haberse estilizado, como en nuestro recordado siglo antepasado, que bello era este siglo, hoy están en el más primario de los apogeos. Las canciones que repiten hasta el cansancio la misma tonada de copula, hoy es noche de sexo, hoy es noche de sexo, mujeres que venden hasta los hijos por tener las tetas del tamaño de la China, para que en la calle o su mismo gañan novio las engalane con esos elogios románticos de uyuyuyuy, venga me las chupo mami, son prueba fehaciente de que le hemos ganado a los demás animales del reino mamífero qie viven más tranquilos y menos obsesionados que nosotros frente a esto.
Pero bueno, hay que comprender que a pesar de los avances, el ser humano seguirá siendo el mismo, y no cambiará sus rituales de copula por otras cosas para hacer diferentes. Es decir, no va a dejar de bailar raegetton por poner de moda los cantos gregorianos o el tai-chi, cosas que elevan el espiritu y no otras prominencias.
Para hacerme entender, lo que yo escribo no pretende estar en contra de la cópula, por el contrario todos estamos a favor de ella, QUE VIVA LA COPULA, pero, a veces pienso que la copula debería tratarse con un morbo más fino, y con más razón si estamos hablando de evolución.
10-10-06
Quisiera anotar-por algunos comentarios negativos y personales que me han hecho con respecto a este texto- que no tengo ningún complejo en relación con la cópula. Me gusta copular, como a todos, sin embargo mi reflexión va hacia la pornografía o vulgarización de la cópula y del cuerpo de la mujer, en particular.
Algunas mujeres dicen estar contentas con esta nueva imágen comercial y cultural sobre todo el sexo, y sobre el cuerpo de ellas. Pues bien, yo comprendo y respeto ese pensamiento. Pero, la verdad sea dicha: tengo ciertos prejuicios, como toda la humanidad- si se quieren llamar complejos, pues es un sinónimo- , respecto al culto al sexo desenfrenado que nuestra actual sociedad se muere por publicitar.
No sé, aquello no suena para mí, y no quiero decir que con esto que yo sea una mujer que tiene "represiones y desea ser fornicada", como me escribe un anónimo conocido. En ese sentido, quisiera decirle a ese anónimo que he sido fornicada muchas, cientos de veces, y es algo de lo que me acuerdo con mucha frecuencia, con el agrado que se le debe imprimir a este tipo de sentimientos.
Por Catalina Ordóñez.